En el 2007, el asesinato de Paúl Guañuna, un joven de 16 años, a manos de la policía en Quito, desató una ola de protestas juveniles contra la violencia estatal y la discriminación.
El documental revela las artimañas legales que obstaculizan la justicia, así como la inspiradora transformación del padre de Paúl, Leonardo Guañuna, en su búsqueda de dignidad, justicia y reparación.
Esta película es un llamado urgente a desmantelar las estructuras autoritarias, machistas y racistas que persisten en la policía y el sistema judicial ecuatoriano, y a construir un futuro donde la memoria de Paúl, impulse la creación de comunidades libres de violencia.

¿Qué le pasó a Paúl Guañuna?


El 6 de enero de 2007, Paúl Guañuna, de 16 años, salió con sus amigos a un concierto de hip hop en Quito. En el camino de regreso, uno de sus amigos comenzó a escribir en una pared.


Por su aspecto, un vecino los confundió con delincuentes y llamó a la policía.

Los agentes detuvieron a un adolescente de 14 años. Lo golpearon, le quitaron su celular y su billetera, y lo subieron a la patrulla, mientras le preguntaban:
«¿Quién es el jefe de la pandilla?»

Aunque el joven de 14 años fue liberado, Paúl nunca llegó a su casa.
Preocupado, Leonardo Guañuna, su padre, lo buscó toda la noche.
A la mañana siguiente, vio una multitud reunida en la quebrada de su pueblo, una comunidad indígena llamada Zámbiza, donde encontró y abrazó el cadáver de su hijo.
Indignación y movilización en Quito
Si por rayar lo mataron, rayando lo recordaremos



Junto a familiares y vecinos, cientos de jóvenes y estudiantes que vieron en Paúl una historia similar a la suya, salieron a protestar.
Las calles se llenaron de voces y grafitis que demandaban el fin de los abusos de autoridad, las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales, cometidas sistemáticamente por policías y militares.

Durante el juicio, los tres policías implicados negaron haber capturado a Paúl Guañuna aquella noche; cambiaron su versión en varias ocasiones, e incluso llegaron a pedir una indemnización por daños y perjuicios. Pero las pruebas indicaban lo contrario, por lo que se vieron obligados a aceptar su participación en los hechos, intentando justificar la ausencia del reporte policial.
La Corte Provincial de Justicia de Pichincha sentenció a los tres policías a 20 años de prisión por el asesinato de Paúl, sin embargo, quedaron en libertad poco más de 3 años después.
Mirar, reflexionar, actuar
¿Por qué es importante hablar sobre violencia y abuso policial?
¿Qué nos dice el caso de Paúl sobre nuestra sociedad, y cómo se construyen en ella las relaciones de poder?
¿Cómo vivimos y reproducimos el clasismo y el racismo? ¿Cómo evitamos que casos como este se repitan?
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